Con la entrega de 17
predios a 310 familias que esperaron cuatro décadas para ser reparadas de las
más crueles acciones del paramilitarismo en el municipio de Puerto Boyacá, corazón
del Magdalena Medio, que fuera cuna y epicentro del auge del paramilitarismo en
Colombia, el Gobierno del Cambio del presidente Gustavo Petro, en nombre del Estado
colombiano, reparó y comenzó a escribir una nueva historia.
Los
predios, que alguna vez fueron escenario del conflicto armado, donde se creó una alianza entre Pablo Escobar del cartel de
Medellín y Gonzalo Rodríguez Gacha, ‘El Mexicano’, para asesinar y desplazar a
miles de campesinos y robar sus tierras, y donde el mercenario israelí Yair
Klein entrenó a los primeros paramilitares, ahora regresan a
manos campesinas como un acto de reparación, justicia histórica y
transformación territorial, impulsado por la Reforma Agraria que gestiona la
Agencia Nacional de Tierras (ANT).
Este
acto representa mucho más que la entrega de tierras: es una restitución en una
región que alguna vez fue conocida como “la capital antisubversiva de Colombia”,
por ser cuna de los primeros grupos de autodefensa. Hoy, con el trabajo
institucional y el empuje campesino, Puerto Boyacá (Boyacá) se encamina a ser
reconocida como la capital de la Reforma Agraria.
“Recuperamos
a Cimitarra, Puerto Berrío, y ahora estamos en Puerto Boyacá porque el
Magdalena Medio es una región priorizada para la Reforma Agraria, es territorio
campesino y popular, nunca más territorio paramilitar”, afirmó Felipe Harman,
director general de la Agencia Nacional de Tierras.
Agregó que, de manera conjunta con la Policía de Puerto Boyacá, la Sociedad de Activos Especiales y el Fondo para la Reparación de las Víctimas, “hoy recuperamos alrededor de 3.040 hectáreas de tierra que ya fueron comprometidas y adquiridas por la Agencia Nacional de Tierras, y van a pasar a manos de los campesinos”.
Un
caso emblemático: Hacienda La Fe
Dentro
de los 17 predios entregados se destaca la Hacienda La Fe, en la que 346
hectáreas pasan a manos de 62 familias campesinas organizadas en tres
asociaciones. Este lugar tiene un valor histórico y simbólico profundo, pues
allí el israelí Yair Klein entrenó a los hermanos Castaño y a los primeros
grupos paramilitares, financiados por Rodríguez Gacha. Hoy esas tierras cambian
de rumbo: dejan de ser escenario de guerra para convertirse en espacio de paz, vida,
producción y esperanza.
Con
este avance, el Estado reafirma su compromiso con la reparación integral, la
justicia agraria y las garantías de no repetición. La Reforma Agraria en el
Magdalena Medio avanza como una pieza clave para la transformación estructural
del campo colombiano y la consolidación de la paz.
Otras fincas que
eran de exparas y exnarcos
Adicionalmente, el Gobierno recuperó tierras como Alto
Bonito, Parte de Ojo de Agua y La Herradura, predios que pertenecieron a Daniel
Rendón, alias ‘Don Mario’, exjefe de las AUC.
La Agencia Nacional de Tierras recuperó y entregó la
Hacienda Bombay de 640 hectáreas, la cual perteneció a Pedro German Ariza
Quintero, implicado en lavado de dinero y rebelión (vinculado con el Frente 47 de
las FARC).
El caso de la Hacienda Apulia es la muestra de que los
bienes entregados alguna vez por los narcotraficantes seguían años después en
manos de sus familiares, puesto que 101 hectáreas entregadas estaban ocupadas
por Walter Ochoa Guisao, hijo adoptivo del exjefe paramilitar Ramón Isaza.
Muchas fincas, que fueron empleadas para almacenar
droga y como rutas de salida hacia otras zonas del país y del exterior, hoy se convierten
en espacios para la construcción de paz. Antes en manos de poderosos y narcotraficantes,
hoy en manos de quienes la trabajan. La Reforma Agraria es un triunfo para la
igualdad y la justicia.
Estas son tierras reclamadas por las comunidades durante
más de 40 años. Tierras que fueron utilizadas para financiar el conflicto, hoy se
destinan a la producción y el desarrollo rural. La Reforma Agraria cambia la historia
de los territorios.